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12 de enero de 2008

Bush ha demostrado una mayor voluntad de la esperada para resolver el conflicto



Tras tres días de intensa actividad diplomática en Israel y Cisjordania, George Bush abandonó ayer Tierra Santa en dirección al golfo Pérsico, donde busca ganar apoyos para neutralizar la influencia iraní en la región. Antes de despedirse tuvo tiempo para mandar un mensaje al régimen de Teherán, principal protagonista de sus conversaciones con las autoridades israelís, desde el Museo del Holocausto de Jerusalén. "Este lugar --dijo emocionado-- es el recuerdo solemne de que el mal existe y una advertencia de que una vez identificado el mal, debemos combatirlo".

Bush ha demostrado una mayor voluntad de la esperada para resolver el conflicto palestino. Sin embargo, no habido un solo avance concreto que invite a compartir su optimismo. En palabras del columnista del diario Mariv Ben Caspit, la visita se ha caracterizado por "mucha conversación altisonante y muy poca acción". Más allá de sus recomendaciones, ya estipuladas en Annápolis o en la hoja de ruta, no ha arrancado ningún compromiso de peso.

No ha logrado, por ejemplo, que Israel se comprometa a desmantelar un solo control militar en Cisjordania, ni que ponga fecha a la evacuación de las colonias salvajes, ni que congele sus operaciones militares. Tampoco rebatió al primer ministro, Ehud Olmert, cuando dijo que "el estatuto de Jerusalén Este y los bloques de colonias es distinto al del resto de asentamientos de Cisjordania".

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