A ninguna persona le gusta estar en el último lugar, todos deseamos estar en el primero, o cerca, pero sin duda alguna no hay peligro de perder el último lugar, ya que “los grandes” se dan codazos, como los fariseos, para ocupar los primeros puestos y ser alabados y reconocidos. Para Jesús, los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos. Mientras que para el popular merenguero de calle Omega: “El que esta alante es quien sobresale”. El Evangelio de Lucas ¬ -14,1.7.11- nos cuenta que en una ocasión Jesús fue a comer a casa de unos notables y que observó cómo los invitados trataban de ocupar puestos de honor. Fue entonces cuando les dijo: “-Cuando alguien te invite a un banquete de bodas, no escojas el mejor lugar. Puede ser que haya sido invitado otro más importante que tú, y el que los invitó a los dos venga y te diga: Deja tu lugar a esta persona. Y con gran vergüenza tendrás que ir a ocupar el último lugar. Por el contrario, cuando te inviten, ponte en el último lugar y así, cuando llegue el que te invitó, te dirá: Amigo, ven más arriba. Esto será un gran honor para ti ante los demás invitados. Porque el que se ensalza será humillado y el que se humilla será ensalzado”. Estas palabras del Todopoderoso nos dejan una gran lección, como la lección que nos dejo el sabio chino Laotsé, cuando dijo que: “la razón por la cual los ríos y los mares reciben el homenaje de cien torrentes de la montaña es que se mantienen por debajo de ellos. Así son capaces de reinar sobre todos los torrentes de la montaña. De igual modo, el sabio que desea estar por encima de los hombres se coloca debajo de ellos; el que quiere estar delante de ellos, se coloca detrás. De tal manera, aunque su lugar sea por encima de los hombres, estos no sienten su peso; aunque su lugar sea delante de ellos, no lo toman como insulto”. Lo cual muy bien podríamos aplicar en nuestra vida cotidiana.
Por: Joax Kennedy
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